Este artículo fue publicado originalmente en El Confidencial

El incendio que calcinó más de 8.000 hectáreas del entorno del Parque de Doñana a finales de junio se propagó en condiciones meteorológicas adversas que impidieron una rápida extinción. En los días que duró, se cumplió lo que los expertos llaman la ‘regla del 30’, que consiste en una temperatura ambiente igual o superior a los 30 grados, rachas de viento del orden o superiores a 30 kilómetros por hora y una humedad relativa del aire inferior al 30%. El resultado es un cóctel meteorológico perfecto que provoca pesadillas entre los equipos de extinción y los afectados. Así sucedió en Doñana.

Son muchas las veces en que leemos que los grandes incendios —aquellos que superan las 500 hectáreas de superficie quemada— ocurren porque se dan en las condiciones propicias de la ‘regla del 30’. Pero ese mito que se usa de forma recurrente no se corresponde con la realidad de los hechos. Hemos cruzado los datos de las tres variables meteorológicas de esa norma con los de los grandes incendios forestales (GIF) producidos en el decenio 2007-2016. Los resultados difieren de la creencia general. Solo en el 36,7% de los fuegos, 72 del total de 196, la temperatura, el viento y la humedad reinantes estaban dentro de los parámetros de la ‘regla del 30’.

“En la expansión devastadora de un gran fuego, hay que tener en cuenta otras variables como el tipo de vegetación y la topografía”, señala Miguel Ángel Soto, de Greenpeace. Pero subraya este experto que “el cruce de datos resulta pedagógico porque todo el mundo habla de que el cambio climático va a causar grandes incendios más frecuentes e intensos. Eso casa con los resultados del análisis porque la meteorología puntual durante un fuego es menos determinante que las condiciones climatológicas previas que inciden negativamente en la masa forestal y la orografía”.

El viento, factor decisivo

La mayoría de los grandes fuegos son intencionados. Según los últimos datos disponibles, hasta el 52% entre los años 2001 y 2014. Pero esa acción deliberada del hombre se ve agravada cuando las condiciones meteorológicas son adversas.

La variable meteorológica extrema más habitual es el viento, cuyas rachas superan los 30 km/h en 153 de los 196 GIF estudiados. La temperatura igual o superior a 30 grados solo se dio en 80 fuegos, a pesar de que tres de cada cuatro sucedieron entre junio y septiembre, según el análisis realizado a partir de los datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, la Agencia Estatal de Meteorología y la investigación especializada en incendios España en llamas.

“Cuando atacamos un fuego complicado, el factor más determinante es el viento porque es el elemento meteorológico que más incide en la propagación rápida del incendio”, afirma Pablo González, presidente de la Asociación de Técnicos de la Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales.

En esa idea incide Javier Madrigal, investigador en incendios forestales en el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria: “Los australianos han estudiado en detalle los modelos de propagación del fuego y es efectivamente el viento la variable que mejor explica los devastadores incendios que sufren”.

Provincias más afectadas por el 30-30-30

Los 196 grandes incendios ocurridos entre 2007 y 2016 calcinaron una superficie de 390.000 hectáreas, equivalente a la extensión de Guipúzcoa y Vizcaya juntas. Las provincias más afectadas están situadas en el cuadrante noroeste peninsular: Ourense, con 24 GIF, León (19) y Zamora (13).

Sin embargo, fue en Cáceres y Zaragoza donde la ‘regla del 30’ se cumplió en más grandes incendios: en siete y seis casos, respectivamente. Es llamativo que en esa provincia aragonesa, la coincidencia de factores extremos de temperatura, humedad y viento se dio en tres de cada cuatro GIF que sufrió.

Dónde se da más el 30-30

“Los grandes incendios ocurren por un efecto cóctel: cuantos más elementos metas en la coctelera, más posibilidades tienes de tener que enfrentarte a un fuego ingobernable”, asegura Miguel Ángel Soto. “Si se cumple la ‘regla del 30’, estamos ante el peor escenario posible, pero si se dan dos variables, también resulta grave”, agrega el responsable de la campaña de bosques de Greenpeace.

Si solo se tienen en cuenta dos de las tres variables meteorológicas, la doble combinación se dio en el 67% de los GIF del decenio 2007-2016, es decir, en 131 de los 196 fuegos.

Las provincias más afectadas por los GIF que cumplen el 30-30 fueron Valencia, Ourense y León, con un total de 11, seguidas de Cáceres y Zamora, con nueve.

En provincias como Valencia, Teruel, Ciudad Real o Navarra, todos los grandes incendios sucedieron en condiciones meteorológicas que combinaron al menos dos variables de la ‘regla del 30’.

Más allá de la meteorología: el cambio climático

Raúl Quílez, doctor en Incendios Forestales, afirma que la ‘regla del 30’ se originó en los años noventa “un poco para andar por casa” y hablar de la propagación del fuego, pero no esclarece las causas reales de los GIF actuales, que están más relacionadas con el cambio climático. “Cuando se da un ola de calor sahariano, combinada con poca humedad y temperaturas altas en las zonas de la superficie, la biomasa de combustible muerta arde con facilidad”, explica Quílez.

Por su parte, el presidente de ATBRIF, Pablo González, apunta en ese sentido que el cambio climático no se puede obviar: “A más periodos de sequía, más riesgos para que haya grandes incendios que, además, pueden ocurrir en cualquier momento del año”.

Lourdes Hernández, de WWF, insiste en que el 30-30-30 tiene un peso importante en la propagación del fuego, pero recalca que las causas medulares de que cada vez haya incendios más ingobernables hay que buscarlas más allá de la meteorología. “El abandono del monte, el caos de las políticas territoriales y el cambio climático constituyen las causas principales para que las llamas alcancen una alta velocidad que las hace incontrolables”, asegura Hernández.

Nota metodológica

La mayoría de los datos sobre incendios proceden de la base de datos de España en llamas, que se basa en la ‘Estadística general de incendios forestales’ del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

Los datos de temperatura, viento y humedad proceden de la Agencia Estatal de Meteorología. Las dos primeras variables se consiguieron de su portal Open Data; la humedad fue obtenida tras una petición de información. Para cruzar los valores meteorológicos con los grandes incendios forestales, se tomaron los valores registrados en las estaciones climatológicas más cercanas al municipio de origen del fuego en su fecha de inicio. En algunas ocasiones, las estaciones no registraron una o dos variables, por lo que se optó por tomarlas de la otra estación más cercana a la ubicación del comienzo del fuego. Las estaciones usadas como referencia están especificadas en la base de datos más abajo hipervinculada.

Para analizar la temperatura se tomó el registro máximo de la estación del AEMET más cercana al municipio de origen del incendio en la fecha que se inició. En el caso de la humedad relativa del aire, elegimos la anotación de las 13 horas. Respecto a la velocidad del viento, usamos el valor de las rachas máximas registradas.

La base de datos elaborada para realizar esta información se puede consultar aquí.

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